La experiencia que he tenido con estudios del VPH, el virus del papiloma humano, son desde dos ángulos, uno desde el punto de vista epidemiológico, y otro desde el punto de vista del laboratorio.
Desde el punto de visto epidemiológico, en conjunto con el instituto Saving liderado más bien por el Instituto Saving, de Estados Unidos, y la organización panamericana de la salud, terminamos el año 2008, un meta análisis sobre cuál sería la carga de enfermedad de este virus papiloma humano, en relación a diferentes tipos de cánceres y lesiones cervicouterinas.
Con ello pudimos determinar que la prevalencia de infección en nuestra población en América Latina no existía grandes diferencias entre un país y otro, una prevalencia de infección de un 18%.
Esta prevalencia de infección, sin lugar a dudas está más elevada en la población más joven, ente 15 y 20 años con cifras superiores a 20% de prevalencia de infección, después un descenso para posteriormente aumentar esta prevalencia de infección en las mujeres sobre los 60 años de edad.
Entonces por lo tanto, esta información era extraordinariamente relevante para los tomadores de decisiones en cada uno de los países de América latina, porque ya obviamente estaba en curso el conocimiento sobre las vacunas contra el virus papiloma humano. Las cuales sabemos que son dos tipos de vacunas, dos que están registradas y ya en las distintas agencias reguladoras de medicamentos en nuestros países, y que ya por lo tanto ya algunos países querían comenzar a poner la vacuna. Y por lo tanto, era información muy relevante para poder saber a qué edades, realmente, colocar estas vacunas.
Y de esa forma entonces, por lo tanto la gran recomendación para los distintos países es que estas vacunas sean colocadas lo antes posible, alrededor de los 10 años de edad, 11 años de edad… Antes de que obviamente exista la posibilidad siquiera, de que sea infectado con este virus.
Posteriormente también hicimos el estudio, este abarcó otras localizaciones de cáncer, y ahí pudimos ver que en cáncer anal, este virus es realmente muy importante, y después va descendiendo en otras localizaciones como por ejemplo en orofarins.
Respecto de, esto era el conocimiento basal, como para efectivamente saber después posteriormente cuál va a ser el impacto que va a generar estas vacunas en las infecciones persistentes, en los diferentes tipos de lesiones cervicouterino, y muy a largo plazo, seria medir el impacto en la reducción de cáncer cervicouterino. Porque sabemos que la historia natural de la infección por este virus es un proceso largo de muchos años.
Posteriormente, tanto como directora del instituto de salud pública de Chile, uno de los temas que realmente me preocupó, fue desarrollar el laboratorio de más alto nivel tecnológico, para poder responder a nuestro país, mediante técnicas genéticas, genético moleculares, como iba a ser digamos la evolución de estas infecciones a lo largo del tiempo toda vez que sea incorporar la vacuna contra el virus papiloma humano.
Y por lo tanto hoy día podemos decir, que Chile dispone de un laboratorio de referencia nacional contra el virus papiloma humano, el cual puede dar respuesta a las necesidades de la vigilancia epidemiológica que hay que desarrollar paralelo a la incorporación de una vacuna, porque es la única forma obviamente que vamos a ver que impacto realmente está generando esta vacuna.
Hoy día con este encuentro que se está desarrollando en Chile, un encuentro sudamericano de virus papiloma humano, creo que es un gran esfuerzo, el cual va a tener sus frutos donde efectivamente está aportando el conocimiento, está aportando el saber si los tipos de virus que están asociados a los distintos tipos de cánceres, además cuales son las técnicas más adecuadas, como para llevar a cabo en la vigilancia epidemiológica en los países.
Después también muy importante saber, cuáles serían los esquemas de vacunación más adecuados, si efectivamente podemos tener un esquema que sea más costo-efectivo solamente de dos dosis de vacuna, o bien un esquema de dos dosis de vacuna, con una estricta vigilancia epidemiológica, y un estricto estudio inmunológico como para posteriormente saber al cabo de unos cinco años de haber recibido estas dos dosis, si efectivamente persisten los anticuerpos, que serían los anticuerpos neutralizantes responsables de la protección contra este virus.