La radioterapia intraoperatoria se dirige con gran precisión a los tumores cerebrales. En las dos últimas décadas, la financiación de la investigación ha impulsado los avances técnicos, abordando los retos que plantea el tratamiento del glioblastoma. Esta terapia controla eficazmente la enfermedad microscópica y mejora las tasas de supervivencia con una toxicidad manejable. Estudios mundiales evalúan su seguridad en comparación con los tratamientos estándar, destacando la importancia de la función cognitiva y de una terapia sistémica oportuna. Las investigaciones en curso pretenden mejorar su aplicación.