Beber alcohol y además tener sobrepeso podría ser una mala combinación cuando se trata del riesgo de dos de los tipos más comunes de cáncer de esófago, advierte un informe reciente.
Los hallazgos sugieren que en Estados Unidos un tercio de los casos de cáncer de esófago (unos 5,600 al año) podrían prevenirse si las personas mantuvieran un peso saludable y no bebieran.
"Estos hallazgos amplían las evidencias de que el estilo de vida tiene un rol potente en el riesgo de cáncer", señaló Alice Bender, directora de nutrición del Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (AICR, por su sigla en inglés).
"Ahora la obesidad se ha vinculado con 11 tipos de cáncer, y la obesidad con 6", dijo en un comunicado de prensa del instituto. "Queremos que los individuos sepan que pueden tomar medidas importantes respecto al estilo de vida para reducir el riesgo de muchos tipos de cáncer".
En el nuevo informe, expertos del AICR y del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer revisaron 46 estudios en que participaron más de 15 millones de adultos, entre ellos 31,000 que desarrollaron un cáncer de esófago.
El análisis mostró que por cada aumento de cinco puntos en el índice de masa corporal (IMC, un cálculo de la grasa corporal basado en el peso y la estatura), hay un aumento de un 48 por ciento en el riesgo de adenocarcinoma del esófago, que por lo general se desarrolla en el esófago inferior. Alrededor del 60 por ciento de los casos de cáncer de esófago en Estados Unidos son adenocarcinomas.
Para comprender mejor el IMC, un hombre de 5 pies y 9 pulgadas (1.75 metros) con 150 libras (68 kilos) de peso tiene un IMC de 22, pero con 210 libras (95 kilos) su IMC aumenta a 31, superando el umbral de la obesidad.
Los nuevos hallazgos no sorprendieron a un especialista en cáncer.
"El tremendo aumento en el cáncer de esófago ha ido en paralelo con la epidemia de obesidad", apuntó el Dr. Anthony Starpoli, que ayuda a dirigir la endoterapia esofágica en el Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York. "Este estudio respalda esa observación".
Los investigadores también encontraron que el riesgo de carcinoma de las células escamosas del esófago aumenta en un 25 por ciento por cada 10 gramos de alcohol que se consume al día, más o menos el equivalente de una copa de cerveza o vino.
El carcinoma de las células escamosas del esófago, que se desarrolla en las células que recubren al esófago, conforma un tercio de los cánceres de esófago en Estados Unidos, pero es el tipo más común de cáncer de esófago en el mundo.
"El alcohol podría tener un efecto carcinógeno directo, o quizá lo que lleve a sufrir más daños en el revestimiento o pared interna del esófago sea el reflujo empeorado por el alcohol", especuló Starpoli. El reflujo ácido crónico es un factor de riesgo del cáncer de esófago.
"Y por supuesto, las calorías vacías del alcohol contribuyen a la obesidad", añadió Starpoli.
Bender dijo que esos riesgos se pueden reducir.
"Adoptar opciones sanas como limitar las bebidas alcohólicas, comer más verduras, habichuelas y otros alimentos vegetales, y aumentar la actividad con pausas para caminar son todas formas de comenzar el camino hacia un riesgo más bajo de cáncer", enfatizó Bender.
El cáncer de esófago es la sexta causa más común de muerte por cáncer en todo el mundo, y la séptima causa principal de muerte por cáncer entre los hombres de EE. UU., apuntó el AICR. Las tasas de supervivencia de este cáncer son bajas, porque con frecuencia se diagnostica en una etapa avanzada.
Fuente: Medline plus