Un estudio publicado recientemente en Journal of the National Cancer Institute concluyó que el uso habitual de aspirina ralentiza el envejecimiento, mientras que el tabaquismo lo acelera.
La investigación corresponde a científicos de la Universidad de Basilea, que examinaron muestras del tejido intestinal de 550 mujeres de más de 50 años para analizar grupos metilo específicos del ADN, que cambian con el paso del tiempo y hacen más propenso el organismo a desarrollar cáncer.
Los científicos compararon este tipo de ADN con la información proporcionada por las participantes de la investigación acerca de su estilo de vida. Detectaron entonces que en aquellas que admitían fumar, había cambios en los marcadores genéticos que se asociaban con el desarrollo del cáncer: estos cambios eran más rápidos; mientras que en las que usaban aspirina, las modificaciones en estos genes eran más lentas que en la población control.
La aspirina es un antiinflamatorio no esteroide usado tradicionalmente contra el dolor y la fiebre. Pese al hallazgo, los investigadores aclararon que no se puede tomar aspirina exclusivamente para prevenir el cáncer, sin sugerencia médica. La razón es que dicho fármaco puede desencadenar efectos secundarios, como aumentar la posibilidad de sufrir una hemorragia o sangrado en empleos a largo plazo, o en el caso de países con presencia importante de virus que supongan riesgo de hemorragias, como el dengue.
Trabajos previos habían soportado este nuevo hallazgo. En 2013, un estudio que fue divulgado por The Lancet avaló el empleo de la aspirina en otros tumores, como los de próstata, pulmón o vejiga.
Fuente: El Nacional - Venezuela