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Mayo Clinic: subtipos de cáncer de ovario predecirían respuesta a fármaco

5 Jun 2014
Mayo Clinic: subtipos de cáncer de ovario predecirían respuesta a fármaco

La secuenciación molecular es capaz de identificar a las pacientes con cáncer de ovario que tienen mayor probabilidad de beneficiarse con el tratamiento con bevacizumab (Avastin), descubrió un estudio dirigido por Mayo Clinic. Los resultados de la investigación se serían presentados durante la reunión anual 2014 de la Sociedad Americana de Oncología Clínica.

La adición del bevacizumab a la terapia estándar extendió más la supervivencia sin avance del cáncer de las pacientes que presentan los subtipos moleculares denominados “proliferativos” y “mesenquimatosos”, comparado frente a quienes padecen los subtipos conocidos como “inmunoreactivos” y “diferenciados”, explica el doctor Sean Dowdy, ginecólogo oncólogo de Mayo Clinic y autor experto del estudio. “A pesar de que el estudio sea muy preliminar, esto nos acerca más al momento en que puedan usarse datos secuenciales para seleccionar terapias más eficaces y menos tóxicas para las pacientes”.

El doctor Dowdy dice que Estados Unidos invierte anualmente tres mil millones de dólares en el bevacizumab para el tratamiento del cáncer. “Desgraciadamente, 33 % de las pacientes no responde al fármaco, lo que significa que se les administra toxicidad sin ningún beneficio. Estos datos de expresión genética permitirán seleccionar quiénes deben recibir este fármaco”.

El bevacizumab es un inhibidor de la angiogénesis, o sea un fármaco que lentifica el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos que ayudan al cáncer a crecer y diseminarse. Un ensayo clínico fase 3 realizado a nivel internacional y conocido como ICON7 acaba de demostrar que la adición de este fármaco a la quimioterapia de primera línea con carboplatina y paclitaxel puede mejorar la supervivencia sin avance del cáncer de ovario en las pacientes.

El doctor Dowdy y sus colegas deseaban determinar si la composición molecular de los tumores ováricos permitía predecir la respuesta a este nuevo tratamiento. Para ello, primero utilizaron arreglos de expresión genética a fin de analizar los tejidos de las biopsias conservadas en bloques de parafina de pacientes del ICON7.

Luego, aplicaron la clasificación molecular ya establecida por el proyecto Atlas del Genoma del Cáncer (TCGA, por sus siglas en inglés), perteneciente al Instituto Nacional del Cáncer, para separar a las pacientes en cuatro subtipos según los patrones genéticos exactos que se habían “encendido” o “apagado” en los tumores. De las 359 pacientes estudiadas, 20 % tenía el subtipo diferenciado, 34 % presentaba el subtipo inmunoreactivo, 19 % mostraba el tipo mesenquimatoso y 27 % padecía el tipo proliferativo.

Por último, el doctor Dowdy y sus colegas analizaron la asociación entre dichos subtipos moleculares y las respuestas al tratamiento. Descubrieron que las pacientes con los subtipos proliferativo y mesenquimatoso respondieron mejor, con mejorías respectivas de 10.1 y 8.1 meses en la supervivencia sin avance del cáncer después del tratamiento con bevacizumab. Se observaron diferencias similares al analizar otra medida de la respuesta al tratamiento, la supervivencia general.

“La respuesta más favorable de las pacientes con los subtipos proliferativo y mesenquimatoso al bevacizumab tiene sentido porque el fármaco también afecta a los mismos genes y vías moleculares implicados en esos subtipos”, apostilla el doctor Dowdy.

Una vez publicado el resto de los datos del ICON7, el doctor Dowdy y sus colegas volvieron a analizar los resultados para ver si podían descubrir asociaciones aún más fuertes entre los subtipos y los resultados.

Los científicos igualmente esperan validar los resultados en otro conjunto de pacientes, paso necesario previo a que la secuenciación molecular pueda identificar a las pacientes más proclives a responder a este fármaco en particular.

“En Estados Unidos, al momento no todos utilizan el bevacizumab como tratamiento de primera línea para el cáncer de ovario debido a la mejoría marginal en la supervivencia, al gasto extremadamente alto de  $ 100,000 anuales y a que puede conllevar efectos secundarios tóxicos”, comenta el doctor Dowdy. “No obstante, si fuese posible identificar a las pacientes cuya supervivencia sin avance del cáncer mejoraría 10 meses, entonces valdría la pena tratarlas con este fármaco. Por otro lado, evitar el bevacizumab en las pacientes que posiblemente no responderían al tratamiento permitiría reducir la toxicidad innecesaria y recetar otros fármacos potencialmente más eficaces para cada paciente en particular”.

Otros autores del estudio son el doctor Boris Winterhoff, la doctora Ann Oberg, el doctor Chen Wang, Shaun Riska, la doctora Viji Shridhar, la doctora Ellen Goode y la doctora Lynn Hartmann por parte de Mayo Clinic; S. Kommoss, de la Universidad de Tübingen, en Alemania; G.E. Konecny de la Universidad de California, en Los Ángeles; J. Fan de Illumina Inc.; F. Kommoss, del Instituto de Patología de Mannheim, en Alemania; A. du Bois y F. Hilpert, de Arbeitsgemeinschaft für Gynäkologische Onkologie, en Alemania; J. Chien, del Centro Oncológico, de la Universidad de Kansas; A.C. Embleton, M. Parmar y M. R. Kaplan, del University College de Londres, en el Reino Unido; T. Perren, de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido; y, J. Pfisterer, de Arbeitsgemeinschaft für Gynäkologische Onkologie, en Alemania.

El estudio se financió gracias al subsidio SPORE de Mayo Clinic para cáncer de ovario y al Centro Oncológico de Mayo Clinic.

En calidad de institución principal y financiada por el Instituto Nacional del Cáncer, el Centro Oncológico de Mayo Clinic realiza investigaciones básicas, clínicas y poblacionales para traducir los descubrimientos en mejores métodos de prevención, detección, diagnóstico, pronóstico y tratamiento. Para información sobre los ensayos clínicos para cáncer, llama al 507-538-7623.

En el año 2014 se conmemoran 150 años de servicio a la humanidad de esta entidad sin fines de lucro y líder mundial en atención médica, investigación y educación.

Fuente: el nuevo día