Investigadores del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) han fabricado un nanochip capaz de detectar los marcadores de proteínas de cáncer en la sangre, permitiendo lograr lo que hasta ahora dificulta el tratamiento de estas enfermedades: el diagnóstico tardío, que aumenta el riesgo de metástasis y la mortalidad del paciente.
La mayoría de los tipos de cáncer se detectan de forma macroscópica, cuando ya existen miles de células cancerígenas que forman un tumor y la enfermedad se está consolidando y ya se encuentra en una etapa más madura. Sin embargo, este mecanismo permite diagnosticar el cáncer cuando hay tan sólo unas pocas células.
¿Cómo se detectan las células del cáncer en sus primeras etapas?
El nanochip, que se nutre de los avances más modernos en microfluidos, nanofabricación, plasmónica y química de superficies atrae las células de cáncer hacia el dispositivo a través de nanopartículas de oro que están incorporadas en su superficie.
El aparato permite identificar las concentraciones muy bajas de las proteínas en la sangre, permitiendo una detección temprana y un diagnóstico y tratamiento precoz. Si bien es extremadamente compacto, el dispositivo posee diversos sensores distribuidos en una red de microcanales de fluidos, que le permite realizar distintos análisis al mismo tiempo.
Las nanopartículas insertadas en su superficie se programan químicamente con receptor de anticuerpo para que atraigan a los marcadores de proteínas en la sangre, claves para indicar el cáncer. Al inyectarse la gota en el chip, la sangre circula a través de los microcanales y de haber marcadores de cáncer, éstos se adhieren a las nanopartículas generando cambios en la llamada “resonancia plasmónica”.
El chip realiza un seguimiento de los cambios, cuya magnitud se relaciona con la concentración y el número de marcadores en la sangre de la persona. Esto permite una evaluación directa del riesgo de padecer cáncer antes de que se desarrolle.
El profesor de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA) y coordinador del proyecto, Romain Quidant, afirma que lo más interesante del chip es que permite descubrir concentraciones muy bajas de proteína en tan sólo minutos, es muy sensible y está fabricado con tecnología de última generación.
Los promotores del proyecto sostienen que posee gran potencial para tratar el cáncer, no solo por la fiabilidad de los resultados, su sensibilidad y bajo coste, sino además por lo sencillo que es transportar y utilizarse en lugares remotos donde el acceso a un hospital sea limitado.
Fuente: Noticias Universia
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