Científicos del Instituto de Bioingenieria de Cataluña (IBEC) han dado con el mecanismo que hace que las células mamarias afectadas por esta enfermedad se endurezcan hasta crear, en forma de bultos irregulares en el tejido mamario, tumores malignos. El endurecimiento excesivo del tejido mamario, que se visualiza a través de nódulos duros en el pecho, es un síntoma asociado a la formación del cáncer de mama. De hecho, la palpación de los senos se ha convertido en uno de los métodos más eficaces para diagnosticar un incipiente tumor en el pecho.
Los científicos, que desarrollaron el estudio en colaboración con el Barts Cancer Institute de la Queen Mary University de Londres, publicaron ayer en la prestigiosa revista Nature Materials el artículo de investigación en el que explicaban el mecanismo molecular que permite a las células mamarias detectar y reaccionar ante el endurecimiento del tejido de su entorno. La investigación, impulsada por la Obra Social La Caixa, revela que las moléculas que ayudan a las células a engancharse al tejido mamario, de nombre integrinas, sirven además como mecanismo para controlar la fuerza con la que estas células mamarias dan rigidez a su entorno cuando se adhieren a él.
Así, tras dos años de investigación y más de 2.000 células analizadas, los investigadores han descubierto que las propiedades adhesivas de las integrinas sanas son diferentes a las que conforman las células cancerígenas. Cuando los tejidos adquieren más rigidez de la necesaria, las integrinas de células sanas intervienen para que éstas dejen de ejercer fuerza y así se ablande el tejido endurecido.
Sin embargo, en células cancerígenas, las moléculas tienen las propiedades adhesivas modificadas y, en vez de controlar y frenar la fuerza que hacen las células contra su entorno, dejan que ejerzan presión sin control, aumentando la rigidez del tejido hasta llegar a crear los bultos característicos del cáncer de mama. Cuanto más duro se vuelve el tejido, más presión aplican. “Esto lleva a un mecanismo de retroalimentación perverso que puede desembocar en la creación de los nódulos duros”, explica el científico responsable de la investigación, Pere Roca-Cusachs.
La importancia del estudio reside, según el investigador, en que el endurecimiento de los tejidos no es exclusivo del cáncer de mama, sino que también está presente en otros tipos de tumores como el de páncreas, el melanoma; o en enfermedades no cancerígenas como la fibrosis. "Todas estas enfermedades también tienen alteraciones graves en las moléculas integrinas", apostilla el científico.
Así, concluye Roca- Cusachs, “lograr controlar la rigidez de los tejidos podría abrir una nueva vía para combatir tumores” a los que esté asociada la formación de nódulos duros. Con todo, el científico insiste en aclarar que el endurecimiento de los tejidos no siempre tiene por qué derivar en un cáncer, ya que los nódulos pueden desarrollar también tumores benignos.
Los científicos avanzaron que, a partir de ahora, la investigación irá encaminada a averiguar cómo actuar sobre el mecanismo molecular que controla la fuerza que ejercen las células sobre los tejidos y por qué las integrinas afectadas por la enfermedad tienen propiedades adhesivas distintas a las moléculas de células sanas. Los investigadores especulan con la posibilidad de inhibir o bloquear la función de las integrinas para evitar o retrasar el endurecimiento de los tejidos.
Fuente: el país