Una alimentación correcta y completa reduce la capacidad de padecer enfermedades a corto y largo plazo.
Una dieta bien variada deberá aportar otros factores nutritivos, contenidos fundamentalmente en alimentos de origen vegetal, como protección al estrés oxidativo y la carcinogénesis. El interés en la nutrición y su relación con el cáncer tiene su origen en estudios realizados en la década del sesenta, en los que se relacionó una dieta rica en fibras con un riesgo reducido en el cáncer de colon.
Además de la fibra, los alimentos naturales como frutas, vegetales y legumbres, han sido descritos como agentes protectores para la salud, y en particular contra el cáncer. La ingestión de frutas y vegetales ayuda a un buen suministro de fibra, vitaminas como la C, caroteno, en particular los beta-carotenos, así como otras sustancias llamadas fitoquímicas. Los estudios indican que una dieta alta en fibra y en estos nutrientes puede reducir el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer.
Por otra parte, el consumo de fibras y grasa de origen vegetal son importantes para lograr un equilibrio de nutrientes sanos que garanticen la prevención de estas enfermedades.
Importancia de la fibra como elemento protector
La fibra ejerce otros efectos relevantes en la reducción del riesgo de cáncer. En toda dieta existen compuestos potencialmente carcinogénicos, que al mezclarse con la fibra, no pueden reabsorberse en el organismo, y por tanto no producen efectos adversos sobre las células intestinales. Además, las bacterias del intestino fermentan una parte de la fibra dietética y de los productos de este metabolismo bacteriano, y realizan una acción antiproliferativa, por lo que ofrecen mayor protección frente al desarrollo del cáncer de colon
Encontrar la fibra dietética
Es importante tener en cuenta que la fibra se encuentra en los productos naturales en dos formas: soluble e insoluble.
Las fibras solubles atraen agua, de ahí que durante la digestión retrasen la absorción de nutrientes en el estómago e intestino. Este tipo de fibra aparece en las legumbres como frijoles, lentejas, garbanzos, en hojuelas de cebada, semillas y frutos secos, así como en algunas frutas y vegetales. La fibra insoluble se halla en el trigo, vegetales y granos enteros, y es la encargada de acelerar el paso de los alimentos por el estómago y los intestinos.
En los últimos años ha cobrado importancia el consumo de alimentos integrales: el salvado de trigo y otros productos, vegetales como la espinaca, cebolla, berro y frutos secos, así como ingerir las cáscaras de frutas en las que sea posible, como fuente de fibra en nuestra alimentación. La fibra garantiza además el suministro de carbohidratos de digestión lenta que mantienen las reservas necesarias de energía para el organismo.
Las frutas, vegetales, legumbres y hortalizas como protectores del cáncer
Los alimentos de origen natural como frutas, vegetales, legumbres y hortalizas aportan a nuestra dieta agua, vitaminas, minerales, y evitan un exceso de grasas y proteínas. Han sido asociadas dietas pobres en frutas y verduras con cáncer de pulmón, laringe, esófago, estómago, colon, recto y páncreas. Estos alimentos son fuentes de antioxidantes naturales. Es por ello que en el mundo se ha investigado el papel de estos antioxidantes dentro de enfermedades de máximo impacto como el cáncer.
La respiración de oxígeno es esencial en la vida celular, pero se producen como consecuencia los llamados radicales libres y otras moléculas de oxígeno reactivas, que de no ser controladas adecuadamente pueden ocasionar efectos negativos por su capacidad de alterar el material genético, las proteínas y las grasas.
El cáncer no es más que el daño que se produce en las células corporales cuando hay genes dañados. Ellas pierden la capacidad de reaccionar normalmente y se multiplican de forma indiscriminada.
El papel de los antioxidantes es capturar y neutralizar las sustancias que son capaces de deteriorar macromoléculas de las células por medio de la oxidación. Los estudios sobre antioxidantes naturales se centran en vitaminas como la E, C, carotenoides, oligoelementos como el selenio y el zinc, y además los fitoquímicos.
El término fitoquímico agrupa a un listado de sustancias químicas producidas por las plantas. Son consideradas como metabolitos secundarios porque no ejercen una función directa en las actividades fisiológicas fundamentales, tales como el crecimiento o la reproducción.
Con el desarrollo de la industria alimentaria y el aumento del consumo de alimentos refinados y fáciles de comer, el hombre se ha privado de la protección que nos ofrecía la naturaleza, y a la que estaban adaptados nuestros genes por herencia histórica.
La ciencia ha comprobado que la dieta hipercalórica y pobre en fitoquímicos y fibra está directamente relacionada con la mayoría de los casos de cáncer y otras enfermedades.
Como decían nuestras abuelas, el secreto está en la naturaleza.
Fuente: el tribuno