Las pacientes de cáncer de mama que se hacen mamografías cada 12 a 18 meses tienen menos probabilidades de implicación de los ganglios linfáticos que las que esperan más tiempo, mejorando así su pronóstico, según un nuevo estudio inicial.
A medida que el cáncer de mama avanza, las células cancerosas pueden propagarse a los ganglios linfáticos y a otras partes del cuerpo, lo que amerita un tratamiento más abarcador.
"Hallamos que realizar mamografías a intervalos superiores a un año y medio esencialmente sí afecta al pronóstico de la paciente", apuntó la investigadora del estudio, la Dra. Lilian Wang. "En nuestro estudio, se halló que esas pacientes tenían una positividad de los ganglios linfáticos significativamente mayor".
Entre 2007 y 2010, Wang evaluó a más de 300 mujeres, todas diagnosticadas con cáncer de mama que se halló durante una mamografía de rutina. Las dividió en tres grupos, según el intervalo entre mamografías: menos de un año y medio, entre un año y medio y tres años, o más de tres años. La mayoría de las mujeres se hallaban en la primera categoría.
Wang observó para ver cuántas mujeres tuvieron un cáncer que se propagó a los ganglios linfáticos. Casi el 9 por ciento de las del grupo del intervalo más corto tuvieron implicación de los ganglios linfáticos, frente al 21 por ciento de las del grupo mediano y más del 15 por ciento del grupo con el intervalo más largo.
La etapa en la que se diagnosticó el cáncer no fue distinta entre los grupos, halló.
Aunque el estudio halló una asociación entre unas pruebas exploratorias más frecuentes y una menor implicación de los ganglios linfáticos en las pacientes de cáncer de mama, no estableció una relación de causa y efecto.
Wang, profesora asistente de radiología en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern, debía presentar sus hallazgos el miércoles en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (Radiological Society of North America), en Chicago.
Cuál sea el mejor intervalo entre las mamografías de rutina ha sido tema de discusión y debate durante años.
En 2009, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU., un grupo independiente de expertos, cambió sus recomendaciones, que antes aconsejaban unas mamografías anuales. Las recomendaciones actualizadas aconsejaban a las mujeres comenzar las mamografías de rutina a los 50 años de edad, y que cada dos años era un intervalo aceptable. Se aconsejó a las mujeres de 40 a 50 años que conversaran sobre las ventajas y las desventajas de las pruebas exploratorias con sus médicos.
Las directrices actualizadas tomaron en cuenta la muerte por cáncer de mama según los distintos intervalos de la prueba, y las desventajas de los falsos positivos, que pueden traducirse en más pruebas, gastos y ansiedad.
Pero otras organizaciones, como la Sociedad Estadounidense del Cáncer (American Cancer Society) y el Colegio Americano de Radiología (American College of Radiology), siguen recomendando las mamografías anuales para las mujeres a partir de los 40 años.
Wang dijo que los nuevos resultados respaldan las recomendaciones de las pruebas anuales a partir de los 40 años para las mujeres con un riesgo promedio.
El estudio divulgó que otro coautor ha trabajado en las juntas o ha sido vocero de fabricantes de dispositivos de imaginología.
Una experta que no participó en el nuevo estudio dijo que su enfoque, que fue no ver el riesgo de muerte por el cáncer sino las probabilidades de que el cáncer se propague a los ganglios linfáticos, es legítimo.
"Si se detecta el cáncer inicial en una persona, necesitarán una cirugía menos amplia, y quizá menos quimio", aseguró la Dra. Laura Kruper, directora del Centro de Salud de las Mujeres Cooper-Finkel del Centro Oncológico City of Hope en Duarte, California.
"[El nuevo estudio] da más impulso al hecho de que sí necesitamos mamografías exploratorias a partir de los 40, y todos los años", aseguró.
En un segundo estudio presentado en la reunión, otros investigadores reportaron sobre una nueva técnica que usa un ultrasonido dirigido bajo la guía de una IRM para calentar y destruir el tejido del cáncer de mama.
Investigadores de la Universidad de Sapienza, en Roma, evaluaron el tratamiento en 12 pacientes de cáncer de mama antes de la extirpación quirúrgica del cáncer y una biopsia de los ganglios linfáticos.
Cuando los investigadores observaron el tejido, no se halló señales de tumor en 10 de las 12 pacientes. Pero se necesita más investigación antes de que la técnica se pueda considerar como un tratamiento independiente, señalaron los investigadores.
Kruper se mostró de acuerdo. La nueva técnica dista mucho de estar lista para su uso clínico, apuntó. Una de las preguntas que queda sin respuesta es cómo se mantendrán los resultados con el tiempo.
Debido a que ambos estudios se presentaron en una reunión médica, sus datos y conclusiones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
Fuente: Hola Doctor
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