Las estadísticas lo dicen todo cuando se habla de cáncer de páncreas, el tumor con peor supervivencia: 5.000 casos nuevos al año y 4.900 muertes. Hasta ahora, para los pacientes que se diagnosticaban cuando la enfermedad ya es inoperable (el 85%) la única quimioterapia disponible (gemcitabina) ofrecía unos resultados discretos y se daba a los pacientes como tratamiento estándar, más por la voluntad de intentar dar algo que por la confianza en sus resultados. Ahora, un amplio estudio internacional ha demostrado que añadir otro fármaco a esa quimioterapia permite prolongar discretamente la supervivencia de estos pacientes.
Aunque las primeras buenas noticias sobre esta nueva combinación ya se dieron a conocer en el Congreso Americano de Cáncer este pasado verano, es ahora cuando se publican sus resultados en la revista 'The New England Journal of Medicine' (NEJM). El tratamiento en cuestión, abraxane (nab-paclitaxel), ha sido aprobado recientemente por la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) y se espera también el visto bueno en Europa antes de fin de año.
El trabajo es fruto de la colaboración entre 161 hospitales de todo el mundo, ocho de ellos españoles. A los 861 pacientes con un cáncer de páncreas ya avanzado (sólo 16 de ellos eran españoles) se les dividió en dos grupos: la mitad recibió la quimioterapia estándar en estos casos, y al resto se le añadió nab-paclitaxel a la gemcitabina. El nuevo fármaco se administra por vía intravenosa un día a la semana durante tres semanas, con una cuarta semana descanso.
Los resultados demostraron que el nuevo cóctel lograba una reducción de la mortalidad del 30%, retrasando la progresión de la enfermedad de 6,7 meses a 8,5 meses (es decir, casi dos meses más). El doctor Manuel Hidalgo, directo del Centro integral Oncológico Clara Campal de Madrid y uno de los firmantes, señala que son resultados "estadística y clínicamente significativos. Todos los parámetros de eficacia son sólidos y demuestran que la combinación es más eficaz que dar sólo gemcitabina", señala. Un año después del diagnóstico, el 22% del grupo control seguía con vida frente al 35% de los pacientes tratados, además, con el nuevo medicamento.
El cáncer pancreático es la cuarta causa de muerte por cáncer en Europa y Estados Unidos. Desde 1997, la terapia con gemcitabina ha sido el tratamiento estándar de primera línea para los pacientes con un tumor no operable, localmente avanzado o metastásico. Pero en estos casos, sólo el 5% sobrevive más allá de los cinco años y entre el 17 y el 23% lo logra en el primer año tras el tratamiento.
Aunque los pacientes que recibieron la nueva molécula tuvieron más efectos secundarios (neutropenia, fatiga, neuropatías...), los doctores Carmen Guillén (del Ramón y Cajal) y Fernando Rivera (del Marqués de Valdecilla) han destacado que el tratamiento es bien tolerado por los pacientes. "Desde el punto de vista clínico es un fármaco muy gratificante", ha señalado la oncóloga madrileña, que asegura que dos de sus pacientes siguen con vida dos años después del diagnóstico, "viajando y haciendo una vida normal".
"El cáncer de páncreas es un tumor que deteriora mucho la calidad de vida de los pacientes", ha explicado por su parte el doctor Rivera en rueda de prensa; "en este caso, el control del tumor que logra el tratamiento, que logra frenar los síntomas, junto a la toxicidad bien tolerada, hacen que sea un fármaco muy llevadero", ha asegurado.
Aunque habrá que esperar a la autorización de la EMA y, posteriormente, del Ministerio de Sanidad español, los tres oncólogos han asegurado que este tratamiento se convertirá en la norma contra el cáncer de páncreas en el futuro. De hecho, han explicado que los pacientes ya pueden acceder a él en la sanidad española (tanto pública como privada) bien en ensayos clínicos o bien mediante la vía de uso compasivo.
De hecho, ya hay más ensayos clínicos con nab-paclitaxel para seguir conociendo mejor su uso, tanto en pacientes con un peor estado general, como con enfermedad menos avanzada o ciertas peculiaridades moleculares que respondan mejor al tratamiento. Que sea una quimioterapia relativamente más barata que otros muchos modernos antitumorales también juega a su favor.
En el ensayo han participado también los hospitales 12 de Octubre y Clínico San Carlos de Madrid, el Virgen del Rocío de Sevilla, el Reina Sofía de Córdoba y los hospitales Vall d'Hebron y Clínic de Barcelona.
Fuente: El Mundo
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