Los cambios a gran escala en el genoma heredado de los padres son factores de riesgo significativos para los tumores sólidos pediátricos, como el sarcoma de Ewing, el neuroblastoma y el osteosarcoma, según un nuevo estudio publicado en Science.
Los hallazgos, que ponen de relieve el papel de las variantes estructurales de la línea germinal (VS) en la inestabilidad temprana del genoma, aportan nuevos conocimientos sobre los fundamentos genéticos de los cánceres pediátricos y abren las puertas a la mejora de las estrategias de diagnóstico y tratamiento.
A diferencia de los cánceres de adultos, que suelen ser el resultado de factores ambientales o de daños en el ADN acumulados a lo largo del tiempo, los cánceres infantiles se desarrollan demasiado rápido para que estos mecanismos desempeñen un papel importante.
Una edad de aparición tan temprana sugiere que están implicados factores genéticos de la línea germinal.
Aunque los estudios sugieren un riesgo familiar 4,5 veces mayor de tumores sólidos pediátricos, sólo el 10-15% de los casos pueden atribuirse a variantes patogénicas conocidas de la línea germinal.
Aquí, Riaz Gillani y sus colegas llevaron a cabo un análisis exhaustivo de las VS raras de línea germinal en tumores sólidos extracraneales pediátricos utilizando la secuenciación del genoma completo de 1.765 niños afectados y 943 familiares no afectados.
Trataron de determinar los patrones de herencia.
Evaluaron 6.665 controles adultos no emparentados para establecer comparaciones.
El análisis de secuenciación del genoma de la línea germinal identificó 84 anomalías cromosómicas desequilibradas raras y de gran tamaño (más de 1 megabase) -alteraciones que implican la ganancia o pérdida de material genético- asociadas a un mayor riesgo de tumores sólidos pediátricos, sobre todo en varones.
Según los resultados, estas anomalías se heredaron predominantemente de padres no afectados (82%), y una proporción menor (18%) surgió de novo.
Además de las grandes anomalías cromosómicas, se identificaron SV de línea germinal disruptivos de genes más pequeños como factores de riesgo de tumores pediátricos, ausentes en los controles pero presentes en cánceres como el neuroblastoma y el sarcoma de Ewing.
Estos SV incluían alteraciones de genes de reparación del ADN como el BARD1 y genes implicados en la tumorigénesis.
En conjunto, Gillani et al. estiman que los SV raros de la línea germinal explican hasta el 5,6% de la responsabilidad total de un individuo de padecer cáncer infantil.
En una Perspectiva, Jayne Hehir-Kwa y Geoff Macintyre analizan el estudio y sus hallazgos con mayor detalle.
Fuente: Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS)
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