La Dieta Mediterránea es un poderoso aliado para la salud incluso después de un diagnóstico de cáncer.
Este es el resultado clave de un estudio italiano realizado en el marco del Proyecto UMBERTO, dirigido por la Plataforma Conjunta de Investigación Fundación Umberto Veronesi - Departamento de Epidemiología y Prevención del I.R.C.C.S. Neuromed de Pozzilli, en colaboración con la Universidad LUM "Giuseppe Degennaro" de Casamassima (BA).
Según esta investigación, las personas diagnosticadas de cualquier tipo de tumor, que tuvieron una alta adherencia a la Dieta Mediterránea en el año anterior a su inscripción en el estudio, viven más tiempo y tienen un menor riesgo de mortalidad cardiovascular, en comparación con las que tienen una menor adherencia a esta dieta.
El estudio, publicado en JACC CardioOncology, examinó a 800 adultos italianos, hombres y mujeres, que ya habían sido diagnosticados de cáncer en el momento de inscribirse en el Estudio Moli-sani, entre 2005 y 2010.
Se realizó un seguimiento de los participantes durante más de 13 años, y todos ellos disponían de información detallada sobre su consumo de alimentos durante el año anterior a la inscripción.
"El papel beneficioso de la Dieta Mediterránea en la prevención primaria de algunos tumores es bien conocido en la literatura - afirma Marialaura Bonaccio, primera autora del estudio y coinvestigadora principal de la Plataforma Conjunta de Investigación del Departamento de Epidemiología y Prevención del IRCCS Neuromed - Sin embargo, poco se sabe sobre los beneficios potenciales que este modelo dietético puede tener para quienes ya han recibido un diagnóstico de cáncer".
Teniendo en cuenta que se espera que el número de supervivientes de cáncer aumente en los próximos años, posiblemente debido a terapias específicas y eficaces, es crucial comprender hasta qué punto una dieta sana puede prolongar la supervivencia.
Por este motivo, investigadores italianos examinaron el papel de la Dieta Mediterránea en relación con la mortalidad en personas que ya tenían antecedentes de cáncer en el momento de inscribirse en el estudio Moli-sani, una de las mayores cohortes de población de Europa.
"Los resultados de nuestro estudio -continúa Bonaccio- indican que las personas que padecían cáncer y declararon una alta adherencia a un modo de alimentación mediterráneo tenían un riesgo de mortalidad un 32% menor en comparación con los participantes que no seguían la Dieta Mediterránea.
El beneficio fue especialmente evidente en el caso de la mortalidad cardiovascular, que se redujo en un 60%".
"Estos datos apoyan una hipótesis interesante -subraya Maria Benedetta Donati, investigadora principal de la Plataforma Conjunta-: que diferentes enfermedades crónicas, como los tumores y las cardiopatías, comparten en realidad los mismos mecanismos moleculares. Esto se conoce en la literatura como "suelo común", es decir, un terreno común a partir del cual se originan estos dos grupos de trastornos."
"La Dieta Mediterránea - explica Chiara Tonelli, Presidenta del Comité Científico de la Fundación Umberto Veronesi - está compuesta en su mayor parte por alimentos como la fruta, las verduras y el aceite de oliva, que son fuentes naturales de compuestos antioxidantes, lo que podría explicar la ventaja observada en términos de mortalidad no sólo por cáncer, sino también por enfermedades cardiovasculares, que pueden reducirse con dietas especialmente ricas en estos compuestos bioactivos. El proyecto UMBERTO se orienta por tanto a aumentar el conocimiento de los mecanismos, con el fin de aclarar los beneficios de este modelo dietético también para los grupos de población más vulnerables, como los supervivientes de cáncer".
Fuente: Instituto Neurológico Mediterráneo Neuromed I.R.C.C.S