Las cosas que la mantienen sana en general también parecen ayudar a reducir el riesgo de cáncer de mama de una mujer, señala una nueva revisión.
La revisión encontró que hacer ejercicio con regularidad, mantener un peso sano y limitar el alcohol podrían reducir las probabilidades de cáncer de mama.
El informe, del Instituto Americano de Investigación sobre el Cáncer y el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (World Cancer Research Fund), se basa en una revisión de 100 estudios.
En conjunto, los investigadores encontraron que el ejercicio regular se vinculaba con unas reducciones pequeñas en el riesgo de cáncer de mama.
Por otro lado, el riesgo era elevado en las mujeres que bebían con regularidad, incluso al nivel "moderado" de una copa al día.
Además, las mujeres que tenían sobrepeso a lo largo de la adultez se enfrentaban a un riesgo más alto de cáncer de mama tras la menopausia.
La moraleja es que las mujeres pueden tomar medidas para reducir las probabilidades de desarrollar la enfermedad, según la Dra. Anne McTiernan, una de las autoras del informe.
"Creo que las opciones de estilo de vida son como usar un cinturón de seguridad. No garantiza que se evite la lesión en un accidente de coche, pero reduce el riesgo de forma significativa", planteó McTiernan, del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, en Seattle.
En Estados Unidos, una mujer tiene alrededor de una probabilidad entre 8 de desarrollar cáncer de mama, en promedio, según la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society).
Algunos de los factores de riesgo de la enfermedad no se pueden cambiar, como una edad más avanzada o tener antecedentes familiares potentes de cáncer de mama.
Pero el estilo de vida de cualquier forma hace una gran diferencia, enfatizó la Dra. Paula Klein, oncóloga en el Sistema de Salud Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
"Sabemos que más del 50 por ciento de los casos de cáncer son prevenibles mediante las opciones del estilo de vida", dijo Klein, que no participó en el informe.
Entonces, si una mujer toma medidas para controlar su riesgo de cáncer de mama, también estará reduciendo sus probabilidades de desarrollar otros cánceres, e incluso enfermedades importantes como la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiaca, dijo Klein.
"Y no hay que correr una maratón, ni ser delgada como una modelo", apuntó Klein.
La revisión de las investigaciones encontró que las mujeres que eran moderadamente activas a lo largo del día tendían a tener un riesgo más bajo de cáncer de mama postmenopáusico, que es el tipo más común.
En general, las mujeres con las cantidades más altas de actividad diaria tenían un 13 por ciento menos de probabilidades de desarrollar un cáncer de mama postmenopáusico, frente a las mujeres con los niveles más bajos de actividad.
Esto incluía el ejercicio formal, como una caminata a paso vivo de 30 minutos. Pero también incluía las tareas del hogar, la jardinería y otras tareas diarias que hacían que las mujeres se movieran.
Según McTiernan, incluir actividad física a lo largo del día es clave. "Una vez haga esa caminata de 30 minutos, no pase el resto del día en el sofá", aconsejó.
Respecto al cáncer de mama antes de la menopausia, solo el ejercicio vigoroso se vinculó con un riesgo más bajo. Las mujeres más activas tenían una reducción del 17 por ciento en el riesgo de cáncer de mama premenopáusico, frente a las menos activas.
En las mujeres postmenopáusicas con el mayor nivel de actividad respecto al ejercicio vigoroso, el riesgo de cáncer de mama se redujo en un 10 por ciento, frente a las menos activas, mostró el estudio.
Las mujeres con sobrepeso u obesas se enfrentaban a un riesgo más alto de cáncer de mama tras la menopausia. Por cada aumento de cinco puntos en el índice de masa corporal (IMC), el riesgo de cáncer de mama se incrementó en un 12 por ciento, señaló McTiernan.
El IMC es una medida del peso en relación con la estatura. Como ejemplo, McTiernan dijo que una mujer que mide 5 pies y 4 pulgadas (1.63 metros) y pesa 140 libras (casi 64 kilos) tiene un IMC de 24 (que es un peso normal).
Si aumenta 30 libras (unos 14 kilos), dijo McTiernan, su IMC alcanzaría un 29, un aumento de 5 puntos.
"Aunque 30 libras quizá no parezcan un gran aumento, es lo que aumentan muchas mujeres con el paso de los años", anotó.
En cuanto al alcohol, la revisión encontró que incluso un consumo moderado se vinculaba con un aumento en los riesgos de cáncer: beber el equivalente de una copa pequeña de vino cada día aumentaba las probabilidades de cáncer de mama entre un 5 y un 9 por ciento.
¿Significa eso que las mujeres tienen que renunciar a esa copa de vino con la cena?
Klein recomendó tomar en cuenta el panorama general. "Si es delgada, hace ejercicio y no fuma, quizá ese pequeño riesgo adicional por la copa de vino no sea gran cosa", planteó.
Pero el cálculo podría ser distinto para una mujer con factores de riesgo como unos antecedentes familiares potentes de cáncer de mama, dijo Klein.
El informe incluyó 119 estudios que observaron la relación entre el riesgo de cáncer de mama y la dieta, el ejercicio y el peso corporal.
La revisión solo arrojó unas evidencias "limitadas" de que unos hábitos dietéticos específicos se relacionen con el riesgo de cáncer de mama.
Pero unos cuantos estudios han vinculado unas dietas ricas en lácteos, calcio y verduras no almidonadas con un riesgo más bajo, anotó el informe. Los alimentos que contienen carotenoides, como las zanahorias, las espinacas y la col rizada, también se han vinculado con un beneficio.
Fuente: Medline Plus